13 may 2011

La lucha por los Derechos Civiles: ELIZABETH CADY STANTON

La hija menor del acaudalado matrimonio formado por Daniel Cady y Mary Livingston nació en Johnstown, Nueva York, en 1815. Sin embargo, la infancia de Elizabeth distó mucho de ser feliz, ante la desilusión abiertamente manifestada por sus padres ante el nacimiento de una niña. En sus memorias, ella recuerda las palabras de conjoja de su padre ante la muerte de su hermano mayor:"¡Oh,hija mía, yo anhelaba que fueras un varón!"

Sin embargo, esto no desanimó a la muchacha, por el contrario, fue un desafío que la animó a demostrar a sus padres cuán equivocados estaban. Tratando de emular los logros académicos de sus hermanos y su padre, Elizabeth estudió griego, latín y matemáticas en la Johnstown Academy. Se transformó en una brillante oradora y polemista y además -algo inusual para una jóven en ese momento- aprendió a andar a caballo.

Tras graduarse en 1830, convenció a su padre para que le permitiera asistir al Troy Female Seminary en Nueva York, uno de los primeros colegios femeninos en ofrecer educación superior de similar nivel a los colegios de varones. Allí estudió lógica, fisiología y conoció ideas filosóficas sobre los derechos naturales.

Al regresar al hogar en 1833, comenzó a leer los libros de Derecho de su padre, un destacado abogado y juez. La jóven tambien observó la forma en que él trataba los casos que le tocaban, dándose cuenta pronto cómo las mujeres eran víctimas de la discriminación legal. La decisión de Elizabeth -que por ese entonces no tenía mas de 20 años- fue la de luchar para cambiar esas leyes, además de comprometerse activamente con el creciente movimiento abolicionista. 


Aquí es donde tuvo la oportunidad de conocer a muchos pensadores progresistas y reformistas. Uno de ellos, el periodista Henry Stanton, se convirtió en su esposo en 1840, a pesar de la oposición de su padre. Un detalle muestra la personalidad de la joven: cuando se celebró la boda, la palabra "obediencia" fue omitida en la ceremonia, ante su terca insistencia.

La luna de miel se realizó con un viaje a Londres para asistir a la Convención Antiesclavista Mundial celebrada en junio de ese año. Allí Elizabeth conoció a Lucrecia Mott, otra incansable luchadora con quien inició una gran amistad. Cuando la Convención se negó a reconocer a las mujeres como legítimas delegadas, la discriminación sufrida enfureció a ambas. Allí sentadas, en actitud de protesta, se juraron convocar a su regreso una convención para luchar por los derechos de las mujeres.

Esto se concretó recién en julio de 1848 en Seneca Falls, Nueva York. En esta reunión, por primera vez en la historia, las mujeres se autoconvocaron para discutir sobre su condición social, civil y religiosa, elaborando un manifiesto -la Declaración de Sentimientos- en el que proclamaban la aspiración de todas las mujeres a la igualdad. Escrita bajo el modelo de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, contiene un estatuto de Derechos de las Mujeres y una lista de demandas de igualdad social y política, entre ellas el derecho a voto.

La respuesta de algunos sectores de la opinión pública a la Declaración fue crítica e incluso, hostil. Pero pronto otras mujeres -y también hombres- se unieron a la lucha por los derechos femeninos. En 1851 Stanton conoció a una joven llamada Susan B. Anthony, interesada también en la lucha por estos temas. Anthony poseía habilidad organizativa, lo cual permitió al movimiento crecer. Dicha habilidad se complementaba muy bien con el enfoque mucho más filosófico de Stanton: la asociación de por vida que ellas entablaron hizo mucho por el avance de los derechos de las mujeres.

En esta etapa la lucha por los derechos femeninos se hacía en el marco más amplio del movimiento antiesclavista. Pero tras la abolición de la esclavitud en 1865, la actividad se centró en conseguir para las mujeres ciertos derechos de los que en principio los antiguos esclavos gozaban, por ejemplo, el voto. 


Así es como en 1868 Stanton y Anthony crearon la Asociación Nacional para el Voto Femenino (National Woman Suffrage Association), actuando la primera como presidente. También comenzaron a publicar "Revolution", un periódico para difundir las nuevas ideas feministas. Stanton creía que no debía centrarse la cuestión sólo en el sufragio, ya que éste debía formar parte de un programa mucho más integral de reformas sociales, económicas y políticas que cambiara no sólo el status legal de las mujeres, sino también el rol que ocupaban en la sociedad. Sus progresistas ideas buscaban combatir el abuso sexual, establecer la igualdad de los cónyuges en la crianza de los hijos, y obtener para las mujeres la misma oportunidad de educarse, incluso junto con los varones. Mientras que su compañera Anthony focalizaba la lucha en el voto, Elizabeth Stanton propugnaba medidas mucho más radicales como leyes de divorcio más liberales, o incluso cambios culturales respecto a cuestiones cotidianas como la forma de vestir.


En 1881 Stanton y Anthony publicaron el primer volumen de "La Historia del Voto Femenino" (The History of Woman Suffrage), colección de escritos sobre los esfuerzos del movimiento. Dos volúmenes más se publicaron en los años siguientes.


Es esta época las organizaciones feministas se multiplicaron, pero no todas coincidían en sus métodos y opiniones: muchas reclamaban reformas morales en la sociedad, pero no se interesaban en los derechos civiles y políticos. Para fortalecer el movimiento Stanton y Anthony unieron los dos grupos más importantes en la Asociación Nacional Americana para el Voto Femenino (National American Woman Suffrage Association) en 1890. Pero la radical postura religiosa de la primera, que actuaba como presidenta, amenazó con dividir la asociación: Stanton sostenía que la estructura de las diferentes Iglesias promovían la superstición y la discriminación de la mujer. En 1895 publicó "La Biblia de las Mujeres"(The Women's Bible), un estudio sobre el sexismo en el Antiguo Testamento. Esto generó críticas incluso, entre sus propias compañeras.


En 1902, cuando murió, ya no era la principal lider de la lucha feminista. Esta extraordinaria mujer, incansable luchadora y madre de siete hijos, siguió sin embargo hasta el final promoviendo la igualdad de condiciones para todos. No llegó a ver el resultado de su lucha, ya que recién en 1920 la Decimonovena Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos concedió a las mujeres de ese país el derecho al voto. 


En cuanto a las otras demandas de Stanton, sólo fueron tomadas en cuenta cuando en la segunda mitad del Siglo XX los nuevos grupos feministas lucharon y lograron imponerlas.






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